Resumen:
Según Fuster, "cualquier estancia hospitalaria tiene que ser considerada en sí como un elemento extraño que irrumpe en la vida y el desarrollo del niño y su familia. La adaptación al nuevo entorno, la necesidad de organizar las rutinas diarias según cada institución, sus diferentes normas y características, suponen un reto, aparte del problema principal del compromiso de la salud del niño". Este nuevo ambiente en el que se supone, se restablecerá el menor, también lleva implícitos riesgos que pueden poner en peligro la seguridad del niño, de los cuales él y sus cuidadores desconocen.
Por tanto es fundamental que el profesional de enfermería realice una completa valoración donde se incluyan los factores intrínsecos y extrínsecos del niño, con el objetivo de valorar adecuadamente el riesgo de caídas y por consiguiente, cada enfermero debe aplicar en su cotidiano cuidado el proceso de atención de enfermería, donde al implementar la teoría de las necesidades de Virginia Henderson, pueda planear, ejecutar y evaluar las intervenciones para un cuidado que contribuya a la recuperación de su salud, sin olvidar el imperativo de educar a la familia con respecto a los riesgos, para que se constituyan en agentes activos de la seguridad del paciente.