Resumen:
La función de los profesionales de enfermería, desde la esfera del cuidado implica la participación en la promoción de la salud, prevención de la enfermedad, restauración de la salud y el alivio del sufrimiento. En ese sentido, la enfermería se ha consolidado como una profesión humanista con una filosofía centrada directamente en el hombre y su interacción con el entorno(1). Por consiguiente, el enfermero vive el día a día expuesto a un sin número de eventos que envuelven la vida en todo su esplendor; así como pueden emplearse todas las estrategias y el conocimiento óptimo para llevar alivio, procurar el bienestar y prolongación de la existencia humana, es indispensable reconocer, pero, sobre todo, conservar un estado de conciencia, de que cada ciclo de vida también tiene su fin. De modo, que enfrentarse a la muerte ha llegado a convertirse en una situación cotidiana para todos los profesionales de la salud, y se podría decir, que específicamente del cuerpo enfermero, después de todo, son quienes brindan los cuidados integrales al paciente y a la familia, en la lucha con el sufrimiento y con los miedos que pueden aparecer en los momentos que acompañan el cuidar(2). El profesional de enfermería tiene, dentro de sus ocupaciones, ayudar a los seres humanos a enfrentar este paso de transición de la vida a la muerte, tanto de los que padecen una enfermedad como de los seres queridos que lo rodean. (3) Cabe resaltar que la muerte, es considerada como una de las etapas más complejas de la vida, pues comprende procesos dolorosos, en ocasiones traumáticos. Sin embargo, lo verdaderamente cierto, es que independientemente de la perdida, las reacciones emocionales que se presentan variaran de acuerdo con la manera en que cada persona gestione la situación, de experiencias previas, creencias religiosas o espirituales, así como del propio afrontamiento.