Resumen:
La salud mental es fundamento de una vida plena e íntegra, la base para tomar las mejores decisiones, el escudo para hacer frente a los desafíos de la vida, la muralla que es fortaleza en la adversidad, como dice William James “El gran descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas al alterar sus actitudes mentales” (15). Sin embargo, para que todo eso ocurra se deben tener las herramientas necesarias para su construcción y es el reto al que se enfrenta la sociedad actual, desconocen cómo mantener el equilibrio entre su mente y lo que sucede a su alrededor. El mundo avanza muy rápido y la población se queda sin herramientas para enfrentar ese cambio. Sin lugar a dudas, la salud mental es necesaria para el desarrollo entero de las facultades humanas. Empero, los trastornos mentales han aumentado su incidencia en los últimos años y siguen causando estragos, la OMS menciona: “una de cada cuatro personas padecen alguna enfermedad mental a lo largo de su vida, lo que supone unos 450 millones de afectados. Para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ha realizado un informe sobre esta cuestión en las personas en edad de trabajar y los datos son bastante parecidos. Según el texto, un 20% de dicha población sufre una enfermedad mental” (16). Este problema no es ajeno a la Corporación Universitaria Adventista, donde muchos jóvenes padecen de depresión, ansiedad, baja autoestima, etc. Esto plantea un desafío no solo para los estudiantes sino también para sus directivos, es necesario entonces conocer las características de la población estudiantil y los aspectos que logran hacer altibajos en el estado de ánimo de los mismos, para poder intervenirlos. Ese es el motivo y razón de esta investigación, teniendo claro que para intervenir hay que conocer.