Resumen:
Cuando leo sobre historia y, específicamente la historia de enfermería adventista,
me siento asombrada y feliz de poder hablar acerca de ella. Me gusta compartirla porque es realmente una historia asombrosa y maravillosa. A todos nos gustan las historias
(cuentos), así que pensemos la historia de enfermería adventista como un cuento. Cuando leo de enfermeros que fueron alrededor del mundo con tanto valor y entusiasmo, veo
que es una historia de mucho coraje. Ellos tenían una misión, estaban apasionados por
esa misión y trabajaron muy arduamente -los enfermeros siempre trabajan duro- pero
para los diez pioneros fue especialmente duro. También a través de los años puedo ver
que la práctica y la educación en enfermería están llenas de innovación, y para poder
hacer todo lo que hicieron estaban muy comprometidos. Existieron tres mujeres que históricamente influenciaron la enfermería adventista de una manera valiosa. La primera de
ellas fue Florence Nightingale, quien nació en una familia muy rica, pero fue llamada para
cuidar de los enfermos en un tiempo en que enfermería no era considerada una buena
profesión (1). La segunda es Elena G. White; quizás no se sabe mucho de esta persona,
pero fue una de las primeras mujeres que tuvieron una influencia sobre la enfermería adventista
Esta mañana mencioné que cuando empecé a trabajar en la Red Global de Enfermería (Global Partnerships in Nursing for Wholistic Nursing Care), tenía tres metas. La
primera era conformar un sistema global de familia. Considero que hemos hecho mucho
de esto, pero en los últimos dos o tres minutos he recordado que hay una escuela de
enfermería en Latinoamérica que yo no he visitado todavía. Esa escuela que está representada aquí hoy, es nuestro programa de enfermería de la Universidad Adventista
de Chile (UnACh). Esto me recuerda que aún no somos una familia completa, así que
tenemos que hacer más para lograrlo
La enfermería adventista definitivamente tiene un componente distintivo y deberíamos escribir acerca de eso para poder actuar de manera más efectiva. Así como los
otros constructos del marco distintivo de la enfermería adventista (Conexión y Empoderamiento) (1), el de “Cuidando” empieza también en el punto de vista de una cosmovisión bíblica, cuyo centro es Dios. En los siguientes textos vemos el cuidado de Dios por
nosotros: 1 de Pedro 5:7: “Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado
de vosotros” (el subrayado es nuestro). Salmos 8:4: “¿Qué es el hombre para que de él
te acuerdes y el hijo del hombre para que lo cuides?” (el subrayado es nuestro). Nahúm
1:7: “El Señor es bueno, es refugio en horas de angustia: protege (cuida) a los que en él
confían” (el subrayado es nuestro). Aquí se utiliza la noción de que Dios cuida de sus hijos en cualquier momento y circunstancia, entonces después de experimentar el cuidado amoroso de Dios, como enfermeras tenemos la capacidad de poder cuidar de otros con el mismo amor y entrega.
Los objetivos de esta presentación son examinar el empoderamiento desde una
perspectiva bíblica, analizar los tipos de poder relacionados con el liderazgo y su aplicación a la práctica y a la educación de enfermería, y evaluar las estrategias y los resultados de empoderar a los individuos, las familias y las comunidades para lograr el bienestar integral. No podemos hablar de empoderar sin tomar en cuenta la palabra poder, y
cuando vamos a empoderar tenemos que usar algún tipo de poder, porque al empoderar
queremos tener influencia sobre la otra persona para lo que los queremos empoderar;
pero el problema con esta palabra es que a veces está muy relacionada con conceptos
negativos; cuando pensamos en poder pensamos en alguien dominante, en alguien que
nos exige hacer algo a veces contra nuestra voluntad; pensamos en coerción, en alguien
autoritario, controlador; pensamos en que hay un jefe y un subordinado; y en las mejores
condiciones, pensamos en un líder y sus seguidores.
Hablar de conectividad es una tarea difícil; la palabra en sí misma es un constructo
muy complejo. La mayoría de nosotros somos conscientes de que, desde un punto de
vista adventista, definimos la salud como algo integral y la enfocamos en integridad y salud holística. De hecho, en nuestras instituciones de salud ese es nuestro lema, promover el bienestar integral; así mismo, en nuestras instituciones educativas nos enfocamos
en el bienestar integral porque es lo que queremos enseñar a los estudiantes, y no es
solo porque queremos enseñar esto a nuestros profesionales, sino que es una experiencia que todos anhelamos sin importar la influencia cultural.
“Se trata de una tribu india, acampada desde el tiempo inmemorial al pie de una
montaña. Su jefe enferma gravemente. Llamando a sus tres hijos, les dice: ‘Voy a morir,
y tiene que sucederme uno de vosotros. Subid a la cumbre de la montaña santa. Quien
de allí me traiga el más bello regalo será el nuevo jefe’. El primero le llevó una rara y
extraordinaria bella flor. El segundo le entregó una multicolor, suave y redonda piedra,
pulida por la lluvia y el viento. El tercero dice a su padre: ‘Yo no traigo nada. Desde la
cumbre de la montaña pude ver en su otra vertiente maravillosas praderas verdes y un
lago cristalino. Tan sobrecogido quedé por lo que vi, que no pude traer nada; pero vengo
obsesionado por ese nuevo desplazamiento con el que vendría a tener nuestra tribu más
y mejor calidad de vida’. El anciano jefe replicó: ‘Tú serás el jefe, porque tú nos has traído
como regalo la visión de un futuro mejor’”.
El objetivo de la ponencia es presentar las estrategias aplicadas en dos cursos donde se enseña historia de enfermería para pregrado, en dos instituciones universitarias y
en un semillero de enfermería para estudiantes de secundaria, durante los años 2013-
2018.
La enseñanza de la historia de enfermería debe ser vista por estudiantes y docentes
más allá de una lista de acontecimientos cronológicos ocurridos en el mundo, en Colombia y en Antioquia.
Quiero empezar resaltando el significado del logo del programa de enfermería de
la Universidad Adventista de Chile (UnACh). Este logo tiene un diseño particular ya que
representa la lámpara que permane¬ce unida a aquel que la lleva, en este caso el enfermero. Se puede identificar la cabecita y el cuerpo que se dirigen hacia adelante, cada
una en forma inseparable, se compenetra con la lámpara. Esa lámpara tiene la misión de
emitir una luz; pero, no cualquier luz, es la luz del mensaje de salud adventista, basado
en los principios de la Palabra de Dios, reconociéndole a Él como la Luz de este mundo
y el dador de la Luz (Juan 8:12), portado por cada enfermero que se identifica con el
mensaje, que es entrenado con este mensaje, y que es transformado por el mensaje,
llevando la Esperanza para este tiempo de la historia